sábado, 9 de mayo de 2015

Identificados dos fósiles al analizar con cabeza

ENÉSIMA CENTURIA
Alexis Pardillos.

Imagen Odaraia alata del estudio de Javier Ortega-Hernández
 
Identificados en una investigación dos fósiles que traerán de cabeza, durante un tiempo, a los expertos científicos e investigadores paleobiologos, entre otras cosas, por su importancia capital para el estudio de la evolución animal, ya que, con una antigüedad de unos  510 millones de años, estas  muestras presentan rasgos bien conservados de lo que es un sistema neuronal, con su tejido neural fosilizado, estableciendo con ambas muestras una comparativa entre los más antiguos artrópodos de formación blanda y estructuras de vida con una capa superficial más dura donde parecieron generalizarse los primeros sistemas cefálicos conectados neuronalmente.

Los especímenes que se han estudiado pertenecen al grosso de la Colección del Smithsonian National Museum of Natural History, en Washingtong D.C., Estados Unidos.

El sistema neuronal primigenio descubierto se compone de un “esclérito” duro en la parte anterior que se conecta a través de trazos o hilos nerviosos a órganos como los ojos en la parte delantera.

El estudio se realizó con especímenes fósiles de Helmetia expanasa y Odaraia alata  recolectados durante el siglo XX en el yacimiento de Burguess Shale en el Parque Nacional de Yoho en la provincia de la Columbia Británica, en Canadá.


Imagen de Helmetia expanasa del estudio de Javier Ortega-Hernández


Hace más de 500 millones de años que un enterramiento súbito de organismos invertebrados por flujos de arcilla fue formando el que hasta el día de hoy es uno de los más ricos y privilegiados yacimientos del Cámbrico Medio en el mundo. Descubiertas en 1909 por Charles Walcott, reconocido paleontólogo estadounidense, las lititas de Burguess Shale, desde entonces, no han dejado de aportar fascinantes y detalladas pruebas fósiles, sobre todo de organismos de difícil preserva por su estructura blanda sin conchas ni esqueletos externos mineralizados, como los celentéreos y moluscos.

“Los cerebros se fosilizan sólo si las condiciones son las adecuadas. Por ejemplo, si un animal es enterrado de repente en condiciones de poco oxígeno que son ricas en ciertos minerales, como el carbono, el tejido neural tendría la oportunidad de fosilizarse”, dijo Javier Ortega-Hernández, becario de investigación en Paleobiología de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, y autor del estudio.

El descubrimiento facilita el conocimiento de la reconstrucción de la arquitectura segmentaria de la cabeza en los artrópodos tempranos esclerotizados, demuestra el profundo parecido entre todas las características exoesqueléticas en una evolución continua con diferentes tipos de organización corporal y en definitiva marca un espectacular punto de referencia en la investigación de la formación y evolución de la cabeza.

Por otra parte, y en este último sentido, esta investigación marca también un hito científico al “converger dos campos aparentemente no relacionados, la neurología y la paleontología”, dijo Greg Edgecombe, investigador de la evolución de artrópodos en el Museo de Historia Natural de Londres, el cual no ha tomado parte en el estudio.


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