ENÉSIMAS NUEVAS
Alexis Pardillos
Recipiente excavado en el suelo / Foto: Palmira Saladié (IPHES)
La campaña de excavaciones de este año en el yacimiento neandertal catalán
del Abric Romaní, en Capellades, Barcelona, ha sacado a la
luz, no solo 10.000 nuevos fósiles, sino, además, un recipiente de 40 x 30 x 10
cms. excavado en el suelo que, probablemente, pudo haber servido para calentar
agua.
En esta ocasión, las actividades
de excavación se han situado en la unidad Qa del asentamiento, en una
superficie de unos 180 m2, y cuya datación se remonta a hace unos 60.000 años
de antigüedad.
Los restos fósiles, corresponden, no solo a partes de aquellos
especímenes homínidos, sino también a infinidad de huesos que pertenecieron a unos 15 animales,
principalmente a caballos, ciervos, cabras y uros (especie bovina ya extinta), y
que sirvieron de alimento a aquellos neandertales.
Además se han encontrado multitud de herramientas confeccionadas en sílex,
caliza y cuarzo, quedando muescas de las mismas en aquella extensa colección de
huesos animales.
Desde que en 1983 comenzaran las
excavaciones en este abrigo del Capelló,
perfilado por la naturaleza dentro de un barranco de travertino (carbonato cálcico),
han sido muchos los hallazgos realizados en relación a los hombres y mujeres
neandertales que allí vivieron en torno hace unos 75.000 y 40.000 años.
Expertos del IPHES (Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social),
que hasta junio de este mismo año estuvo dirigido por el eminente paleontólogo D. Eudald Carbonell, han valorado como singulares, no solo el
hallazgo de aquel agujero cóncavo excavado en el suelo, como posible recipiente
para agua, sino también el hecho de que aquellos neandertales dividieran el alojamiento en habitaciones y separaran los desperdicios y los arrinconaran en un
lugar apartado de aquella estancia, algo que resulta muy poco habitual en el
registro mundial de yacimientos para esta misma especie homínida y todas las existentes
en aquellos tiempos del Pleistoceno superior.
Este yacimiento, en el que se han
localizado más de 200 hogares, está resultando clave para conocer cómo vivía la
especie homínida neandertal, cuyo ADN, finalmente, acabó mezclado con el de nuestros ancestros.
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